Ecuador
Estrategias comunicacionales y cultura de paz
Irene León
San Cristóbal, 6 de mayo de 2003

La convocatoria a pesar y poner en práctica un mundo sin guerra tiene que ver con un proyecto de largo alcance, el de construir un mundo distinto al de la globalización neoliberal, uno con justicia social, con igualdad socio-económica y política, con diversidad y pluralidad. En ese sentido, la propia idea de convocar mundialmente a imaginar un mundo desmilitarizado, gesto de rebeldía, el de generar pensamiento propio, en una época marcada por el pensamiento unilineal, que supone que la única posibilidad para el avance de la humanidad radica en el fortalecimiento del neoliberalismo excluyente, que se impone bajo el uso de todas las fuerzas: la económica, la política, la cultura y la militar.

Así, ésta propuesta no es un hecho tangencial, si no que tiene que ver con una proyección dos culturas, y práctica civilizatorias basadas en los derechos humanos. La resistencia ciudadana que se expresó en todas partes, contra la invasión a Irak es parte de esa proyección de largo plazo: un mundo de paz, que a su vez requiere de un activismo omnipresente y de un compromiso colectivo para edificar paz en todas partes: hay que construir la paz, para vivir en ella.

Este proyecto, es ahora, en un contexto de vulneración de todos los principios de convivencia internacional, un proyecto diario, que la ciudadanía del mundo esta enarbolando como principios éticos y que sin embargo, el arrogante país, que quiere dominar el mundo, desoye. La invasión a Irak, es un crimen contra ese pueblo, pero también contra todos y todas quienes abogan por los derechos humanos, y contra toda la institucionalidad internacional que, con duro esfuerzo, las naciones han forjado para construir avances de humanidad.

El tratamiento que ha merecido la invasión contra Irak por parte de las naciones unidas, organismo madre en cuestiones de la paz, refleja claro y trasparente, las disparidades de poder entre los países, las regiones, los poderes económicos, las culturas. Si hubiera justicia, todos los países, especialmente el invasor, deberían estar entregando informes sobre sus arsenales bélicos y comprometiéndose indefectiblemente con el desarme. No hay razón para que uno solo lo haga, y cuando esto haya sido concluido, otro país, armado hasta los dientes, lo invada con pretextos de paz y democracia. Propósitos difíciles de creer cuando, desde antes de que el hecho sea cometido, en fin.

Pero en este contexto bélico, cuyas proyecciones mundiales han sido explicitadas por el país colonizador, pone también en evidencia la otra guerra: la comunicacional, pues nunca como ahora las disparidades comunicacionales fueron tan tangibles. Mientras quienes detienen el poder hacen de los medios masivos un instrumento de propaganda de su óptica belicista, colonizadora y machista, quienes sustentan que la paz se construye sustentándola en los hechos, generando su cultura y práctica, apenas tienen una presencia esporádica en los medios corporativos, a todas luces comprometidos con la megalomanía del hombre mas influyente en los grandes conglomerados comunicacionales.

Raudos y veloces, los medios corporativos, insistieron en la versión de que alrededor del 70% de la población estadounidense respaldaba a ojo cerrado delirios de grandeza de su presidente, mientras que, si se habló de quienes se oponen a la guerra es por que son millones en el mundo entero y, por lo tanto, merecen unos segundos de cobertura democrática, entre cuyos requisitos figuran la libertad de pensamiento y opinión, el libre albedrío y el conocimiento.

Solo puede realizarse cuando los flujos de información diversificada y plural permiten la conformación de espacios ciudadanos autónomos y de una opinión pública con ideas propias así mismo los ejercicios de los derechos humanos en tanto bien inalienable de la humanidad solo se hará realidad cuando la ciudadanía informada pueda apropiarse para su cumplimiento.

El boicot de los medios corporativos para generar pensamiento propio

La neocolonización bélica mal llamada guerra es también comunicacional pues opone en entre otros la desmesurada influencia propagandística de los medios corporativos cuya resistencia se expresa en las calles, las prensas alternativas por eso y para defender el derecho al pensamiento propio a la libertad de expresión y opinión ahora más que nunca el derecho a la comunicación aparece como una prioridad ciudadana.

En la situación actual apropiación de ese derecho esta relacionada con la multiplicación de espacio de comunicación ciudadana autónoma de los poderes como lo es la prensa alternativa, que es caracteriza por sus principios de pluralidad y diversidad produce de informaciones y análisis calificados, provenientes de fuentes dignas de fe y documentados en datos verificables, y que, adicionalmente, no está movida por el lucro. Así, como parte de la resistencia al neoliberalismo y el belicismo, hay que suscribirse a la prensa alternativa y boicotear la manipulación de mentes y corazones encaminada a través de los paquetes propagandísticos de los medios corporativos.

Generar pensamiento propio e información autónoma es parte de la resistencia a la neocolonización de ideas y mentalidades, en el de la construcción de pensamiento y subjetividades, no puede regirse por simples principios mercantiles, tienen mas bien la responsabilidad social de contribuir a la ruptura del pensamiento único y contribuir con la conformación de enfoques críticos.

A estas alturas ya no quedan dudas de que los procesos comunicacionales son un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de tecnócratas, y menos aun como bien exclusivo de las corporaciones transnacionales, que son arte y parte en la consolidación de un mundo unipolar. El tiempo de ahora es el del desarrollo de una agenda social en comunicación, vinculada al proceso desarticulación social de resistencia al neoliberalismo y construcción de un mundo alternativo.

Quienes creemos que los interés humanos y ambientales deben estar al centro de cualquier proyecto de sociedad, estamos hablando y actuando desde un discurso de derechos humanos integrales, desde una visión de diversidad, de cultura de paz, y de justicia social, para lo cual, ahora más que nunca, la vigencia del derecho a la comunicación es indispensable para abrir las puertas de un futuro construido por personas y colectividades con pensamiento propio y autonomía Informativa, que disimula a la vez, los vacíos de objetividad y transparencia en esos medio. De no ser por la prensa alternativa y por los canales propios que la ciudadanía crea, principalmente a través del Internet, casi nada hubiéramos sabido, por ejemplo, de los escudos humanos, que acudieron por miles a Bagdad, ha ofrendado como símbolos de la resistencia a la lógica de dominio y muerte que, no obstante, se impone a sangre y fuego.

El análisis de contenidos de los mensajes belicistas, implícitos y muchas veces explícitos, en los canales informativos de las grandes corporaciones comunicacionales, reproducidos sin contraparte crítica, ni propia, por la mayoría de medios locales en nuestros países, daría cuenta de un sectarismo sin disimulos que, además de minimizar los efectos humanos, glorifica la proeza potencial de la madre de todas las bombas y todo el arsenal hipertecnológizado y sataniza, por otro lado, cualquier equivalente menor en manos de los colocados como parte del apodado por George Bush de "eje del mal". Si hasta el conservador Chirac es tachado de " traidor", ¿Qué consideración merecerán los escudos humanos gringos, los defensores/as de los derechos humanos, la ciudadanía que levanta sus voces contra las pretensiones del autoproclamado imperio? Si las cosas siguen como están, asistiremos en breve apurgas y cruzadas, orquestadas por los medios que afectaran a todos y todas quienes creen en un modelo alternativo al neoliberal, en un mundo de paz, justicia social y derechos humanos.

Pero el universo comunicacional no se restringe a los medios de comunicación , que tiene que ver también con los canales a través de los cuales sea viabilizado la ocupación bélica, desde las bombas inteligentes (encaminadas vía satélite) hasta las acciones de inteligencia, se encaminan a través de las tecnologías de información . Tiene que ver, asimismo, con la llamada vitalidad de los mercados, con el funcionamiento de la bolsa, con el precio del petróleo con las decisiones políticas, que a través de los canales comunicacionales funcionan en tiempo real. Hoy ya no quedan dudas de que los sistemas de comunicación son unos mecanismos de punta a través de cual se consolida la globalización neoliberal, delineada, incertidumbre, a través de la puesta en marcha de la más monumental infraestructura, universal de la historia: la comunicacional.

El siglo XX1 ha sido apodado de era comunicacional, no solo porque nació en el contexto de las grandes autopistas de la comunicación, de los super -hits globales y de las noticias globales, sino porque las relaciones humanas que se experimentan en el, están cada día más definidas por la reubicación estructural de cada cual y de las colectividades ante las posibilidades comunicacionales y ante al acceso al conocimiento. Ser rico/a o pobre en información es ya un parámetro de definiciones individuales y colectivas de cada cual vive en carne propia.

De allí la pertinencia de vincular derechos humanos, comunicación y cultura de paz, como elemento indisociable para una agenda de resistencia al belicismo y todas las formas de violencia. No solo porque las cyber-guerras, que ya no son del exclusivo dominio de la ciencia-ficción, nos llevaran hacia al afianzamiento del dominio de algunos sobre el mundo entero, sino por que la construcción de la paz depende, de la depende, de la posibilidad de dialogar, de comunicar, de intercambiar, de desarrollar cultura basada en la diversidad.

En la arena política, ahora más que nunca el espacio democrático es ampliamente dependiente del acceso a la información principalmente a través de los medios de comunicación. Así, la participación ciudadana – elemento consubstancial a la construcción.

Lecciones de Resistencia

Ellos, esperaban ser recibidos con flores, en medio de vivas y hurras , que dijeran del agradecimiento del pueblo israelí, por el interés que mereció del imperio pero, contrario a la victoria en días anunciada, con bombos y platillos, por la prensa transnacional, vocera propagandística del invasor, lo que encontraron fue un pueblo que, luego de haber sido desarmado por la ONU, penalizado durante doce años por el embargo, herido por una comunidad internacional incondicional a ciertos poderes, que sometió a la cuna de importantes civilizaciones a intercambiar petróleo por alimentos, aun estuvo y esta dispuesto a dar al mundo una lección de dignidad, de integridad, de identidad, en fin de aquellas cosas que para los de historia reciente y comercial, no son parte de lo substancial.

Así como era previsible, a fuerza de bombardeos, el país invasor triunfó militarmente, para los /as irakies esto no es un asunto de intercambio de petróleo por sánduiches Macdonald, es un tema de proyecto propio, autónomo, histórico, cosas intrascendentes para un pobre hombre con pretensiones de emperador mundial, cuya más antigua identidad es el poder del dinero, que podrá afluir cuantioso, con el libre comercio, eje de la globalización neoliberal y motivación central de la empresa bélica.

Para legitimar el llamado libre comercio, en la línea de los intereses estadounidenses, los comerciantes del norte no sólo quieren imponer al mundo, acuerdos como los del ALCA y la OMC, que encaminarán hacia la consolidación geopolítico y económico unipolar, si no que están dispuestos a conquistar por las armas pueblos y territorios y extirpar cualquier proyecto autónomo o distinto al dominante. En este sentido, lo han anunciado, Irak es solo un escalón.

Los invasores, cuya noción del tiempo es el hoy y mañana inmediato, nunca entenderán por que los /las llamados/as " fanáticos " de las sociedades históricas están dispuestos a todo para construir, sobre las bases de las culturas e identidades forjadas en milenios, las sociedades del futuro, mientras para ellos los pueblos históricos, como lo son aquellos del oriente medio, apenas son un posible código de patente privada, como lo serán sus saberes y conocimientos, si con las normativas del ALCA y la OMC y, a un si ellas, el dominio estadounidense llega a imponerse.

Por eso iniciativas como este evento, y el foro social mundial, la mayor iniciativa de confluencia social que se ha conocido en la historia, viene generando un proceso de articulación de propuestas alternativas ala globalización neoliberal. Con el convencimiento de que para vivir en paz, hay que construir la paz, el FSM, han colocado entre sus prioridades la resistencia a la guerra. Millones de personas han atendido a su llamado en todos los rincones del planeta, millones están levantando voces y acciones para afirmar que la justicia social, el pensamiento propio, y un mundo sin guerra, son posibles.

Luego de decenios de procura de una normativa internacional que rija la convivencia humana, bajo los principios de los derechos humanos, la ONU no puede ser cómplice de una invasión y un genocidio, que sentará precedentes de unilateralismo y muerte. La ONU debe pronunciarse claramente contra la invasión e impulsar la soberanía de los pueblos y el respeto a los derechos humanos integrales.