La Jornada; México, martes 4 de julio de 2000

Persisitió la inducción de voto a favor del PRI en Chiapas

Reinstalan retenes militares en todos los caminos
El tricolor conserva las diputaciones federales

Hermann Bellinghausen, enviado, San Cristóbal de las Casas, Chis., 3 de julio

Ayer, la euforia callejera de los foxistas en las calles de Jovel no ocultaba un hecho significativo: aquí volvió a ganar el PRI. No será la primera vez que el poder polítco de Chiapas camine en sentido distinto al de la historia nacional. Y como si nada hubiera pasado, como si no se hubiera caído el muro de Berlín de Insurgentes norte, el partido todavía oficial conservó las diputaciones federales de la selva Lacandona, Los Altos y la zona norte.

También como si nada, se reinstalaron los retenes militares en todos los caminos y recuperaron su movimiento los 200, aproximadamente, campamentos, cuarteles y bases de operaciones del Ejército Mexicano alrededor de cientos de comunidades en resistencia y los cinco Aguascalientes zapatistas.

La mañana siguiente de la derrota del partido del Estado - del cual son brazo armado- tomó un poco desprevenidos a los soldados, que en muchas partes le bajaron a su dureza, y más de uno sonreía, quién sabe si de nervios, o quizá de gusto. Pero el cerco es el mismo, los patrullajes y sobrevuelos se reinician y aquí no ha pasado nada que cambie la situación. Todavía le alcanzó al PRI para cubrir el voto verde. Nunca en la historia se había destinado tanto dinero a caminos, electrificación, vivienda civil y militar, programas asistenciales, abasto y despensas, como en el sexenio zedillista y los mandatos (por así decirlo) de Julio César Ruiz Ferro y Roberto Albores Guillén. Los candidatos a diputados federales del tricolor conservaron las curules en las zonas indígenas de todo el estado, con el concurso de sus viejas mañas, que incluyen, como se sabe, la presión paramilitar y las prácticas de contrainsurgencia.

De hecho, los candidatos asociados con la paramilitarización resultaron ganadores. En pocos lugares, como en Chiapas, el PRI arrasó como en sus viejos tiempos. Para que no se diga que las "tradiciones" se despiden fácilmente, bastaba ver ayer las gorras de plástico con el nombre de Labastida y el logo del PRI, nuevecitas, apoyadas en una pata de la mesa que sostenía las urnas en el ejido Zapata, a un kilómetro de San Quintín y a tres de la laguna de Miramar. Y el colmo: una de esas gorras fue colocada ostensiblemente sobre una urna, que empezaba a recibir los primeros sufragios de la casilla 0872. Eran las 9 de la mañana, en una comunidad de mayoría ariquera independiente y autónoma, donde se esperaba una votación disputada entre PRD y PRI (en tierras indígenas prácticamente no hay otro partido, y buena parte de la población no pertenece a instituto político alguno, por lo que el abstencionismo fue muy elevado).

El IFE estatal había hecho el ridículo por la mañana al anunciar que en San Miguel Chiptic, en Altamirano, había sido visto "un grupo armado", supuestamente zapatista; así que por poco no se instala la casilla correspondiente. Pronto se demostró que era un rumor falso, y la gente de la Alianza por México asegura que se trató de un intento del tricolor por impedir la votación en esa comunidad del municipio autónomo 17 de Noviembre.

También se dijo que un grupo de indígenas impedía el paso hacia el ejido Morelia, lo cual creó alarma en Altamirano. Resultó una protesta contra la Sagar por la liberación de recursos de Procampo, justamente ayer y anteayer, para los priístas de Altamirano, con el objetivo de "aceitar" el voto priísta en rutinaria violación a la ley electoral.

En Ocosingo, Porfirio Encino, dirigente de la ARIC Independiente, denunció las primeras irregularidades documentadas en este distrito electoral, uno de los más extensos de la República. Aseveró que Matilde Cano, dirigente del tricolor, se presentó ayer en las casillas "para inducir el voto por el PRI'. Ella se encargó de repartir días antes despensas a sus huestes, y estaba allí para vigilar la retribución electoral del caso.

"La táctica del Revolucionario Institucional fue poner en las casillas a las gentes que repartieron las despensas. Con estos funcionarios de casilla el mensaje sicológico es claro", declaró Encino. El clima en algunas mesas urbanas denotaba parcialidades diversas.

Otro caso fue el de la casilla 0037 de Altamirano, donde los funcionarios hicieron que se formara primero un buen número de militares, dándoles preferencia. Los indígenas en la fila, indignados, pidieron que no se permitiera votar a los soldados. Los representantes de Alianza por México calmaron los ánimos de los inconformes, y finalmente votaron todos.

La ARIC Independiente ya había de- denunciado que la Semarnap regaló vehículos nuevos a los caciques de Palestina, Frontera Corozal, Metzaboc y Nahá, presumiblemente para premiar de antemano las lealtades priístas, mantenidas por acá con visible inversión en programas asistenciales y despensas para las bases del PRI, que todavía resultan suficientes para amarrar el voto indio y verde, en un país que solía ser tricolor. Ah qué tiempos aquellos, señor don Simón.