21 de octubre del 2002

Plan Puebla-Panamá:
¿Desarrollo o Neocolonización?

COORDINADORA REGIONAL DE LOS ALTOS DE CHIAPAS
DE LA SOCIEDAD CIVIL EN RESISTENCIA

El Plan Puebla-Panamá (PPP) es ciertamente un megaproyecto transnacional: diseñado claramente desde los EE.UU., promovido principalmente por el nuevo gobierno empresarial de México que encabeza Vicente Fox, y para ser aplicado en los empobrecidos nueve estados de la región sur-sureste mexicana y en todos los países hermanos de Centroamérica hasta Panamá.

El PPP nos es presentado como algo nuevo, sin embargo tiene claros antecedentes que en algunos casos vienen desde mucho tiempo atrás. De hecho viene a ser la parte complementaria e íntima de muchos otros proyectos y programas regionales, unos anteriores y otros recientes, que pretenden ser ajenos pero que no lo son, como el Corredor Biológico Mesoamericano, el Plan Energético de las Américas, el Sistema de Integración Eléctrica para los Países de América Central, la Marcha Hacia el Sur, el Plan Sur y el proyecto militar estadounidense Nuevos Horizontes.

El hecho de que el PPP no se haya dado a conocer anteriormente, se debió a que no existían las condiciones políticas apropiadas para enfrentar el previsible rechazo de la opinión pública regional. Sin embargo la coyuntura actual se les presenta idónea, aprovechando el espejismo de la transición democrática mexicana (diseñada y pactada desde antes de existir) y usando la favorable imagen mediática de su protagonista: el "presidente" Vicente Fox. De este modo es su gobierno empresarial el que aparece en escena como su "inventor" y principal promotor.

De forma análoga a cómo armaron el PPP y sus proyectos satélites, es que se vienen construyendo procesos similares en todo el continente americano para dar paso a lo que sería el macro-objetivo final: el Área de Libre Comercio de Las Américas (ALCA); engendro de mayor envergadura y del cual el PPP es a su vez satélite.

Hablamos entonces de que el ALCA sería como un enorme rompecabezas conformado por distintas piezas regionales: a la cabeza y como referente base está el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN o NAFTA) , y posteriormente el mismo PPP, el Plan Colombia, la Iniciativa Regional Andina y el Plan Dignidad.

Así, analizando minuciosamente todo lo que conlleva el PPP, junto con la nociva experiencia que hemos tenido en México desde 1994 con el TLCAN, podremos contar con una base clara que nos permita prever lo que significaría el ALCA para el resto de Latinoamérica.

En general el PPP nos muestra una cara colmada de demagogia y buenos deseos que, bajo la desgastada retórica del "desarrollo", el combate a la pobreza y la necesidad de abrir la región al mercado global para sacarla de su rezago, no es otra cosa que preparar las condiciones para el saqueo transnacional de sus recursos estratégicos, al tiempo de asegurar una inmensa reserva de mano de obra barata al servicio del capital global.

Así, el PPP se mueve básicamente sobre dos grandes ejes: A. Con el pretexto de romper el aislamiento de la región e integrarla a los beneficios de la globalización, se plantea dotarla de una moderna y costosa infraestructura de comunicaciones financiada por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, principalmente. Es obvio que cuando entre en funcionamiento, hacer uso de esa sofisticada infraestructura deberá ser algo muy costoso y por lo tanto no será accesible para la empobrecida población local; sin embargo, como su financiamiento será con cargo a la deuda externa (más bien eterna), finalmente serán los pueblos pobres del área quienes terminen pagándola. Y se repite una vez más la historia: la pagarán quienes no se beneficiarán de ella.

Esa moderna red de comunicaciones se integraría por varios corredores logísticos intermodales, a base de super-autopistas y ferrocarriles, que se interconecten con otros similares hacia los EEUU; además por tres canales interoceánicos secos (en México, Honduras y Nicaragua) que funcionarían igual que los corredores antes mencionados, así como por otros dos canales de agua (en Nicaragua y en Panamá), sumados a uno más que se construiría fuera del área delimitada por el PPP, en Colombia. También se contempla la construcción de grandes puertos de altura, aeropuertos o redes de fibra óptica.

B. Bajo la excusa de que esta región eminentemente rural es la más marginada y empobrecida del continente (su PIB es casi la mitad del promedio latinoamericano, de por sí bajo), el PPP pretende "activar" su economía mediante lo que llama el aprovechamiento de sus ventajas comparativas: esto, después de estudiarlo, lo podemos traducir como la introducción de una serie de modernos cultivos agrícolas, claramente tendientes a estrangular la economía campesina.

Así, vemos que el papel real que le toca jugar al PPP es meramente complementario y al servicio de esos proyectos satélites que mencionamos. De este modo el PPP está instrumentado para lograr el desplazamiento masivo de población rural, ahogando por completo la economía de la población indígena, afrodescendiente y campesina (que mayoritariamente habita la región), a través de un conjunto coordinado de tácticas que se describen en seguida:

- socavar su autosuficiencia alimentaria, y de paso degradar la productividad de sus tierras, al pretender que las destinen exclusivamente para monocultivos enfocados al mercado global (palma africana, hule hevea, espárrago, vainilla, macadamia, chile jalapeño, café, cacao, caña de azúcar, etc.);

La estrategia de desplazamiento forzado de la población, que subyace a lo largo de todo el PPP, tiene al menos dos objetivos fundamentales: 1) lograr que la gente que vive en el campo abandone sus ricas tierras, para que sean acaparadas por empresas transnacionales y modernos terratenientes (inversionistas) que saquearían todas sus potencialidades; y 2) conformar un enorme contingente de mano de obra barata que sería explotada en lo que podríamos llamar modernos campos de concentración maquileros.

Para darnos una mejor idea de lo anterior, basta con saber que actualmente viven en la región 65 millones de habitantes que mayoritariamente se dedican a la agricultura; mientras el PPP manifiesta proyecciones a 25 años en las que calcula una población de 95 millones, pero sólo 2 dedicados para ese entonces a dicha actividad. Más claro que eso, ni el agua.

Pero para entender mejor el porqué de esta estrategia de desplazamiento masivo que trae consigo el PPP, es necesario que analicemos cada uno de los proyectos paralelos, o satélites, que se beneficiarían de ello:

  1. Corredor Biológico Mesoamericano. Proyecto del Banco Mundial que inicia en 1993 y para el que ha destinado ya 39 mil millones de dólares, llevando por objetivo la privatización del segundo banco biogenético más importante del mundo. Actualmente ya operan en el área desde supuestas ONG's "ambientalistas", hasta universidades estadounidenses y multinacionales dedicadas a patentar los códigos genéticos de la flora y fauna.

    Como es sabido, la biotecnología vendrá a revolucionar completamente todas las áreas del desenvolvimiento humano (la medicina, la alimentación, la producción agropecuaria, y en general todo lo relacionado a la ingeniería de nuevos materiales). Para ello requiere forzosamente de una materia prima fundamental y estratégica: la biodiversidad, que es especialmente rica en las zonas donde hoy habitan las poblaciones indígenas, afrodescendientes y campesinas de la región; y es contra éstas que se dirige el PPP con sus tácticas desplazadoras.

  2. Plan Energético de Las Américas. Firmado hasta el momento por los gobiernos de EEUU, Canadá y México, para la creación de un mercado común de hidrocarburos, no es otra cosa que la privatización de los abundantes yacimientos de petróleo y gas que tiene la región; para satisfacer la voracidad que tiene por estos recursos la gran potencia del Norte. Además, esto llevaría implícita una seria contaminación ambiental.

    Ello incluye la construcción de un oleoducto que iría desde Panamá hasta el sur de Veracruz, en México; para de ahí conectarse al norte, fuera de la región del PPP, hacia Texas en los EE.UU. Pero además se sabe de otra conexión que también iría más allá del área, esta vez hacia el sur: hacia los inmensos yacimientos de Venezuela y Colombia. No olvidemos que la administración del señor Bush está compuesta de empresarios petroleros, empezando por él mismo.

    Y ahí va de nuevo el papel desplazador del PPP, pues la población que hoy habita sobre esos vastos mantos petrolíferos es predominantemente indígena, afrodescendiente y campesina.

  3. Sistema de Integración Eléctrica para los Países de América Central (SIEPAC). Financiado básicamente por el gobierno de España y teniendo como principal beneficiaria a la trasnacional española Endesa, se trata de la privatización de la industria eléctrica regional bajo el argumento de crear un mercado competitivo que brinde un mejor servicio a la población.

    Ello es especialmente preocupante ya que se contempla la construcción de una red de 72 represas hidroeléctricas, que supone la inundación de millones de hectáreas de tierras que actualmente habitan las poblaciones indígena, afrodescendiente y campesina de la región; mismas que pretende desplazar el PPP. Además es claro que estas obras provocarían graves e irreversibles daños ecológicos.

    Toda esta mega-producción de energía sería para satisfacer el insaciable consumo eléctrico de los EE.UU., pero también para cubrir los requerimientos del proyecto que se describe a continuación.

  4. Marcha Hacia el Sur. Aprovechando la posición geoestratégica de la región, única en todo el planeta por su situación interoceánica, y la prácticamente inexistente legislación laboral y ambiental, este proyecto consiste en invadir el área con múltiples corredores de plantas maquiladoras transnacionales.

    Y es precisamente para éstas, y no para otra cosa, que el PPP planea construir toda esa moderna y sofisticada infraestructura a la que antes hicimos referencia; y que incluye, además, una red de confinamientos de desechos tóxicos que nos lleva a suponer que en esas maquiladoras se utilizarían sustancias altamente dañinas para la salud.

    Para ello es necesaria una abundante mano de obra barata que puedan explotar. Y es aquí donde encaja toda la población indígena, afrodescendiente y campesina que pretende desplazar el PPP: mayoritariamente analfabeta o de escasa escolaridad, ideal para vender su fuerza de trabajo a bajo precio. Es obvio que la rica diversidad cultural, indígena y afrodescendiente, sería completamente aniquilada al ser arrancada de sus territorios, de sus formas comunitarias de organización y de sus actividades íntimamente ligadas a la madre tierra.

  5. Plan Sur. Firmado ya por los gobiernos de EE.UU., Canadá y México, consiste en un filtro para evitar la migración indocumentada proveniente de los países de Centroamérica hacia los dos colosos del norte. Mediante una auténtica negociación de seres humanos, EE.UU. y Canadá le brindan a México cuotas, esta vez legales, de trabajadores temporales para el campo y la industria. A cambio de esta muy necesaria válvula de escape, México se compromete a sellar su frontera sur para evitar el paso indocumentado de sus vecinos del sur.

    Para ello el gobierno mexicano se convierte en una border patrol barata, poniendo a disposición del Plan Sur absolutamente toda su amplia capacidad represora: las Policías de Migración, Fiscal, Federal Preventiva, Judicial Federal, Judiciales de cada Estado, las de Seguridad Pública Estatales, y todas las Municipales, además del Ejército Federal, la Marina y la Fuerza Aérea.

    Se trata de que la población que habita en la región del PPP, asegure el abasto suficiente de mano de obra barata que se requeriría en los campos de concentración maquileros antes descritos; mientras la gente pobre de ese otro México, el del centro y norte, tendría la posibilidad de acceder a empleos mejor remunerados (aunque también de explotación) en los EE.UU. y Canadá.

  6. ... y finalmente, Operación Nuevos Horizontes. Como hemos visto, la región guarda una invaluable riqueza en recursos estratégicos que el PPP pretende entregar al capital transnacional (y a los que habría que agregar, entre otros, importantes cuencas hidrológicas, grandes yacimientos minerales, y un enorme potencial agroproductor y maderero). Y tal parece que los EE.UU. tienen la clara intención de resguardarlos directamente para sí, mediante sus propias fuerzas armadas. Esto obedece a la previsible resistencia, pacífica o armada, que seguramente surgirá entre la población que sería desplazada de sus tierras.

    De este modo, bajo el pretexto de protegernos de las catástrofes naturales (terremotos, volcanes y huracanes) que frecuentemente azotan la región, han instrumentado este plan que consiste en instalar bases militares yankees en toda Centroamérica. Hasta el momento ya lo han hecho en Guatemala, Honduras y El Salvador. Así, además de "cuidarnos", nos dicen que capacitarán a los ejércitos centroamericanos para atender ese tipo de contingencias. Nótese que en Sudamérica el argumento para ello ha sido el narcotráfico.

En síntesis podemos afirmar que el PPP es un megaproyecto netamente neoliberal que se inscribe dentro del proceso de la globalización económica, y que lleva implícita la privatización de los recursos estratégicos de la región en favor de las empresas multinacionales y de los intereses geopolíticos y militares de los EE.UU. Y que para ello pretende desplazar de sus tierras a las poblaciones indígenas, afrodescendientes y campesinas, perdiendo para siempre su inmensa diversidad cultural.