Diócesis de San Cristóbal de Las Casas
BOLETÍN NO.: 003
FECHA: 23 DE ENERO DE 2000

El tiempo es fugaz y no debemos estacionarnos en él como si fuera una cosa definitiva, dijo Don Samuel Ruiz García, obispo de esta diócesis, durante su homilía, en alusión a las lecturas de la misa dominical, que con gregó a cerca de 40 sacerdotes y más 500 feligreses en la catedral de la Paz de esta ciudad.

"En el transcurrir tan evidente -agregó- y sobre todo cuando hay muchas cosas que suceden, nos da la impresión de que ha pasado largo tiempo y que este transcurre no solamente yéndose él mismo, sino llevándonos también a nosotros con él. Pero el tiempo tiene para nosotros como cristianos una dimensión mayor. Para los norteamericanos, time is money. Pero para nosotros el tiempo tiene dimensión de eternidad."

"Y no solamente -continuó- porque el tiempo que llamamos vida nos prepara para entrar en la vida eterna, sino porque cada momento histórico en el cual vivimos tiene esa dimensión de eternidad, porque se juega toda la historia humana en nuestra propia historia en cada momento que pasa. Por eso cada momento que pasa es un tiempo cargado de gracia." Por su parte Don Raúl Vera López, obispo electo de Saltillo, secundó la reflexión acerca del tiempo, haciendo alusión al pasaje evangélico de la llamada de Jesús a los apóstoles para ser pescadores de hombres. Al respecto, afirmó: "Pescar significa sacar del mar para incorporar a una nueva vida, para dar vida a otros. Significa entonces que nosotros tenemos que pescar a los seres humanos, a los creyentes y no creyentes, para incorporarlos a construir el Reino de Dios, que es el proyecto de una vida digna para todos y para todas, a construir la nueva historia de paz, de justicia, y dignidad para toda la comunidad humana. Si no trabajamos en esta dimensión evangélica y, en ese sentido de la historia, colaborando para que sea construida así, estamos perdiendo el tiempo. Estamos gastando inútilmente nuestra vida".

Y exhortó: "No perdamos el tiempo. Construir en la mentira, construir en la falsedad, construir sin sabiduría, es cavar la propia destrucción. Debemos construir esa nueva vida más allá de los límites de la iglesia católica, de la tarea evangelizadora, más allá de credos y condiciones sociales para abrir la puerta a millones de seres humanos que tengan la oportunidad de construir su vida como Dios lo ha dispuesto." Luego de reflexionar lo anterior, hizo un reconocimiento público a la labor de Don Samuel, "porque en estos cuarenta años no perdió el tiempo, se dedicó a construir el bien, la verdad y la justicia." Dirigiéndose a jTatik, concluyó: "Yo te felicito Samuel porque le diste importancia a lo que tenías que darle importancia. Y por eso este trabajo ha redituado, y esta diócesis que estaba ya confinada geográficamente e históricamente; con todas las concepciones que teníamos del mundo indígena, estaba orillada a estar perdida, pues se ha convertido, por tu trabajo evangelizador, en un punto de referencia muy importante en este momento en la vida de la Iglesia. Un trabajo evangelizador que consiste en cambiar la vida dañina que construimos los hombres, en una vida verdadera".

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