La Jornada sábado 11 de marzo de 2000

Fragmentos de:
EL TONTO DEL PUEBLO ¤ Jaime Avilés

Raúl Vera, al destierro. Dentro de ocho días, el domingo 19 de marzo, el obispo de San Cristóbal de Las Casas, don Samuel Ruiz García, saldrá de Chiapas al frente de una comitiva compuesta por representantes de los diversos grupos lingüísticos de la diócesis a su cargo, y viajará con ellos hasta la extraña pero desoladora ciudad de Saltillo, en los desiertos del noreste mexicano, donde "entregará" a don Raúl Vera, su ex coadjutor y, desde el pasado 31 de diciembre, nuevo titular de la enorme, fría y despoblada jurisdicción religiosa de Coahuila, considerada como la más extensa del país. Monseñor Vera, como este diario lo ha informado puntualmente, asumirá de inmediato la resolución episcopal de partir en dos el territorio del gobierno eclesiástico al que ha sido transladado y supervisará la fundación de la diócesis de Piedras Negras, en la frontera estadunidense. Con esta medida, que invita a la suspicacia ­porque fue tomada supuestamente para "hacer más eficiente la atención a los fieles", en una zona del país que tiene el menor número de habitantes por kilómetro cuadrado­, la jerarquía de la Iglesia católica podría estar alentando otra suerte de pretensiones. De acuerdo con informes confidenciales que obran en poder de La Jornada, en 1998, cuando se decidió la bipartición de la diócesis de Saltillo, Francisco Labastida, entonces titular de Gobernación, se reunió en el DF con el cardenal Angelo Sodano, brazo derecho del papa Juan Pablo II, y le propuso varias acciones destinadas a "desmantelar la estructura actual" de la diócesis de San Cristóbal, "verdadero factor de poder en la mitad oriental de Chiapas".

El 7 de julio de 1998, durante el Segundo Encuentro Mundial de Sacerdotes, el sinaloense habría pedido a monseñor Sodano, a) sacar a Raúl Vera de Chiapas, una vez que don Samuel hubiese renunciado por motivos de edad; b) nombrar a un obispo contrario a la teología de la liberación; c) dividir la diócesis de San Cristóbal con una prelatura, encabezada por un ministro de culto igualmente opuesto a la línea pastoral de don Samuel, y d) sustituir a los curas párrocos de la orden de San Ignacio de Loyola (jesuitas) por sacerdotes franciscanos clasificados como exponentes de las tendencias más "institucionales" (véase El Tonto del Pueblo, 19 de febrero de 2000).

¿A qué puntos de acuerdo habrían llegado Labastida y Sodano en aquella entrevista secreta? Uno es evidente: la remoción de Vera. ¿Y los demás?

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Leonardo Sandri, a examen público. En fuentes de la Iglesia se afirma que, desde Gobernación, el equipo de Labastida jamás ocultó su antipatía por el ex nuncio apostólico Justo Mullor, un diplomático "veleidoso" y lleno de "limitaciones", según los asesores del sinaloense. Don Justo, como se divulgó ayer, se irá de México el próximo 8 de abril, y dos semanas más tarde llegará su relevo, el argentino Leonardo Sandri, de quien ­una vez que este diario publicó el informe arriba mencionado­, la prensa del régimen se apresuró a describirlo como "enemigo de la teología de la liberación" (Milenio semanal, 28 de febrero de 2000).

Si tal clasificación fuese exacta, Sandri aplicaría sin vacilaciones el plan de Labastida y Sodano para "desmantelar" la diócesis de San Cristóbal y dividirla por medio de una prelatura. En la opinión pública, este procedimiento sería presentado como algo "normal", toda vez que, al mismo tiempo, sería dividida la diócesis de Saltillo, como en efecto ya se ha programado oficialmente. Es por todo lo anterior que el arribo inminente de Sandri será examinado con lupa. Si viene a poner en marcha las recomendaciones de Labastida para la iglesia de Chiapas, mandará inequívocas señales de guerra a todo el país, pues una vez "desmantelado el verdadero factor" de poder en las montañas del sureste, el régimen se sentiría mucho más cómodo para acelerar sus operaciones de exterminio en contra del EZLN. La gran pregunta debe ser planteada de nuevo: si hay una alianza estratégica entre Labastida y el llamado Club de Roma, ¿ésta se traducirá en acciones concretas antes de los comicios federales del 2 de julio, de las elecciones chiapanecas del 20 de agosto y del cambio de poderes del primero de diciembre". Ojalá un eclesiólogo experto como Jean Meyer aportará mayores luces sobre el particular.

serafin71@hotmail.com