Correo Ilustrado
México, D.F. viernes 4 de agosto de 2000

Carlos Martínez García responde a Sami David

Estimada señora directora: En El Correo Ilustrado del 2 de agosto del presente, el candidato del PRI al gobierno de Chiapas, Sami David, precisa su postura sobre un artículo de mi autoría y publicado en La Jornada el 26 de julio. Paso a responder sus aclaraciones a lo que escribí.

En primer lugar, yo no lo llevé a los altares, ese operativo sacralizador, lo hicieron sus asesores y equipo de campaña. Fueron ellos quienes decidieron enarbolar la bandera del catolicismo de Sami David, y enfrentarlo con el evangelicalismo de Pablo Salazar Mendiguchía. Esto con el fin de, según creen, convencer al electorado chiapaneco de que le otorgue su voto al supuesto practicante de una opción religiosa prestigiada y prestigiante para quien se adscribe a ella. Desde la óptica de los ideólogos del priísta, el cristianismo no católico de Pablo Salazar es un estigma y una amenaza para los católicos chiapanecos. Esto es llevar a terrenos religiosos una contienda que fundamentalmente es de proyectos políticos. Así que, reitero, el reclamo por "canonizarlo" debe hacérselo Sami David a sus diseñadores de imagen y no a mí.

En su misiva, el candidato del alicaído PRI hace un recuento de cómo en las distintas facetas de su carrera, en la que cita su calidad de "antiguo colaborador de este periódico", siempre ha sido "respetuoso, coherente y tolerante". Por lo visto, queda implicito en su reclamo, Sami David no me reconoce esas mismas cualidades. Al escribir lo que escribí (en síntesis: que es una torpeza sacar a relucir la identidad religiosa de los candidatos a la gubernatura de Chiapas), para nada creo haberle faltado al respeto al ex senador. Critiqué su estrategia electoral y, de acuerdo con sondeos de opinión y otras tendencias sociales, afirmé que sus posibilidades de victoria el próximo 20 de agosto lucen poco halagüeñas. Eso no es faltarle al respeto, ni ser incoherente e intolerante.

Dice Sami David que cree en la "libertad de cultos y de creencias... en la civilidad, en el diálogo y la tolerancia. Respeto las diferencias de opiniones". Justo después de afirmar esto nos exige, a Magdalena Gómez (por su artículo del mismo 26 de julio, "La paz y las elecciones en Chiapas") y a mí, "respeto por (su) persona, para (su) trabajo político, y para (sus) propuestas al gobierno de Chiapas". Por lo visto para él respeto es sinónimo de abstenerse de ejercer la crítica a las ideas y actos de los personajes públicos. Por otra parte, Sami David es muy libre de adherirse a la creencia religiosa que más le convenza, para nada cuestioné esa libertad. Lo que critiqué fue el uso politiquero que al asunto le han dado en Chiapas los promotores de la campaña priísta.

El candidato del PRI, al final de su respetuosa carta, afirma que no "tiene ánimo de polemizar con los articulistas". Pues entonces que se dedique a otras cosas, que no sean la política y escribir artículos de opinión, porque estas dos actividades conllevan el intercambio de puntos de vista, la polémica, la confrontación de ideas que se sujeta a medios civilizados y civilizatorios.

Atentamente

Carlos Martínez García