El Universal 07.08.2000
Indicador Político
Carlos Ramírez

Chiapas: evitar tratos de Fox con EZLN
Godínez y David, parte del mismo juego

Más allá de la situación conflictiva propia de una entidad abandonada políticamente por los gobiernos priístas locales y federales, Chiapas podría convertirse en la primera trampa seria del viejo sistema priísta contra el gobierno entrante de Vicente Fox. La elección de gobernador el próximo 20 de agosto será una prueba para saber si Fox y sus asesores tienen capacidad para superar los juegos estratégicos de la política perversa del PRI.

En las últimas semanas y casi al parejo de los primeros contactos del equipo de Fox con el EZLN y el subcomandante Marcos para iniciar conversaciones de paz ahora sí definitivas, los grupos de poder del priísmo duro se movieron para obstaculizar los movimientos de Fox. Una de esas jugadas más peligrosas fue la del general

Miguel Ángel Godínez Bravo, quien movió a un grupo de generales retirados para presionar políticamente a Fox con el fin de que lo designara adelantadamente como secretario de la Defensa Nacional. Esas presiones de los generales retirados podrían ser tipificadas de golpistas por los códigos militares.

Pero había un trasfondo más peligroso en la ofensiva de Godínez –general retirado y diputado priísta– para autoimponerse como secretario de la Defensa Nacional del gobierno foxista.

Godínez lanzó el ultimátum de los generales retirados justamente cuando el equipo de Fox iniciaba los contactos con el EZLN y Marcos en Chiapas.

De haber cuajado la presión de Godínez, Fox hubiera enviado malas señales a los zapatistas: Godínez había sido jefe regional del Ejército en Chiapas en enero de 1994 y había iniciado los combates contra los zapatistas. Godínez dirigió, como autoridad militar máxima en Chiapas en enero de 1994, el sangriento combate en el mercado de Ocosingo donde el Ejército federal asesinó a civiles.

Por tanto, la aceptación de la sola posibilidad de que Godínez pudiera estar en la lista verdadera de candidatos a la titularidad de la Secretaría de la Defensa Nacional –y aun si no llegaba– habría llevado a los zapatistas a condenar las negociaciones con Fox y a identificar al panista con el régimen represivo priísta. La perversidad política de la jugada de Godínez trataba de convertir el alzamiento zapatista contra Carlos Salinas y los gobiernos presidenciales priístas en un asunto endosado al gobierno de Fox sólo por la vía de Godínez. Lo malévolo del movimiento de Godínez era su imposibilidad para cumplir los requisitos porque es general retirado , pertenece al PRI y tiene más de los 65 años de edad límite que marca el reglamento militar.

Godínez era, así, parte del escenario de movimientos estratégicos que le quieren endosar al gobierno foxista los principales expedientes negativos de los gobiernos priístas. Y de entre todos esos expedientes calientes del priísmo echado del gobierno el 2 de julio, el de Chiapas podría ser el más delicado. Por eso es que cuando Fox inició negociaciones con los zapatistas para resolver un conflicto surgido contra Salinas y el PRI, precisamente en ese momento se sobrecalentó artificialmente la situación política en Chiapas.

Evitar el triunfo opositor de Pablo Salazar Mendiguchía y entronizar en la gubernatura al candidato priísta Sami David sería el objetivo del priísmo duro que se niega a dejarle el poder a Fox.

Un gobierno local priísta en Chiapas simplemente extendería la inestabilidad y la convertiría en un obstáculo para las negociaciones de la paz. La estructura priísta en Chiapas no solamente ha avalado políticas inequitativas de desarrollo y ha propiciado la corrupción desde el poder, sino que esa estructura priísta se encuentra como el eje de las organizaciones paramilitares que mantienen un estado de guerra caliente y de represiones sobre las comunidades zapatistas. Paz y Justicia, por ejemplo, es una organización paramilitar dirigida por priístas y es la responsable de las agresiones contra indígenas zapatistas en los últimos días.

Pero Chiapas es algo más que esta situación que responde a conflictos políticos históricos. Indicador Político publicó el viernes 30 de junio el dato de que la empresa Conductores Eléctricos de México, S.A. de C.V. –que por cierto tiene demandas por incumplimiento de pagos en subcontratos de obras públicas– ha realizado trabajos eléctricos en instalaciones militares en la zona de conflicto de Chiapas.

En su comunicado del 20 de noviembre de 1999, el subcomandante Marcos denunció que esa empresa –cuyos accionistas son Rodolfo Zedillo Castillo y sus hijos Rodolfo Zedillo Ponce de León y Eduardo Zedillo Ponce de león, padre y hermanos del presidente Ernesto Zedillo– "levanta complejos habitacionales, centros de tortura , almacenes y puestos de mando del Ejército federal en Chiapas ". Chiapas es, también, un asunto familiar de Zedillo.

Así, el escenario del conflicto en Chiapas rebasa la sola consideración de una negociación de paz en torno de los acuerdos de San Andrés Larráinzar. En Chiapas podría englobarse la totalidad de las aberraciones y perversiones del largo régimen priísta. Por tanto, la inestabilidad provocada en Chiapas por el PRI no solamente quiere impedir un acuerdo de paz entre el EZLN y el gobierno foxista sino que busca también endosarle a Fox la agenda negativa del priísmo local. De ahí que los incidentes que buscan evitar el triunfo de Salazar Mendiguchía formen parte de una estrategia priísta de inestabilidad para impedir la paz en ese estado.

Y la larga lista de incidentes está a la vista:

  1. La ofensiva para imponerle a Fox como jefe del Ejército al general que reprimió , combatió y provocó al EZLN y a Marcos en Chiapas.
  2. El uso de la provocación y la violencia en contra de Salazar Mendiguchía, candidato de toda la oposición.
  3. El fortalecimiento de Roberto Albores como gobernador de Chiapas.
    Albores fue impuesto por Francisco Labastida como su primera decisión como secretario de Gobernación en enero de 1998, pero con todo el aval y el apoyo del presidente Zedillo. Albores ha cometido delitos electorales pero la cobertura presidencial lo ha salvado de la renuncia. Albores es el prototipo del político zedillista.
  4. Los recientes ataques contra indígenas, la violencia del grupo paramilitar Paz y Justicia –ante la ceguera de la Procuraduría General de la República, que no encuentra paramilitares en Chiapas aunque éstos actúen todos los días, una muestra más de que el juego de Albores es el mismo juego de Zedillo– y los choques a balazos en zonas indígenas quieren ensangrentar las elecciones y generar el voto del miedo a favor del PRI. Las encuestas colocan a Salazar 10-15 puntos arriba de Sami David.
  5. La guerra sucia de Albores en contra de Salazar, avalada obviamente por la Secretaría de Gobernación, tiene el propósito de desbarrancar al candidato opositor. Salazar, quien fue miembro de la Cocopa, sería un extraordinario aliado de Fox para la búsqueda de una paz definitiva en Chiapas.

El objetivo final del PRI –vía Gobernación y Albores– es impedir que Fox logre una solución política en Chiapas. Y esa solución está al alcance de la mano después del error estratégico de Marcos al pedir el apoyo electoral a favor de Cuauhtémoc Cárdenas. El resultado electoral de 16% de Cárdenas disminuyó la influencia política del EZLN y le dio más iniciativa política a Fox. Lo que busca el PRI, en este escenario de violencia, es que Fox cargue con Chiapas como un factor de conflicto político y de desequilibrio de seguridad nacional. El PRI quiere impedir un acuerdo de paz entre Fox y Marcos.

De ahí que los incidentes de violencia electoral en Chiapas formen parte del contexto estratégico del PRI en contra del escenario de Fox. Un gobierno priísta en Chiapas sería parte del escenario de guerra del PRI contra el gobierno federal de Fox. Y los priístas quieren obligar a Fox a la represión y a evitar el retiro del Ejército de la zona de conflicto. Se trata, en suma, de que Fox no la tenga fácil con el EZLN y con Marcos. Y el PRI va a arriesgar todo, incluyendo hasta otro Acteal represivo.