Boletín Mexicano de La Crisis Núm. 210.
Del 15 al 21 de enero del 2000

Entrevista con el Obispo Raúl Vera
"El gobierno, contra la paz en Chiapas"

Desde hace mucho tiempo, incluso antes de iniciar la insurrección zapatista y gracias al impulso de Samuel Ruiz, la Iglesia ayudó a los indios en Chiapas a organizarse y defender sus derechos. Luego de haber estallado el conflicto, se dedicó a encontrar una solución pacífica al mismo.

Samuel Ruiz, a lo largo de 40 años ha encabezado el obispado de San Cristóbal de Las Casas, en el estado mexicano de Chiapas. Su constante lucha en favor de los indios le ha valido el sobrenombre de El Obispo Rojo.

Desde que inició la insurrección zapatista de 1994 no ha cesado de intervenir en favor de una solución pacífica al conflicto.

A pesar de las presiones, de las amenazas y de las críticas que emanan de su misma jerarquía, Samuel Ruiz ha abanderado a una Iglesia clara y valientemente situada en la búsqueda de la justicia.

En fecha reciente solicitó su retiro. En teoría, monseñor Raúl Vera, nombrado coadjutor de monseñor Ruiz, desde hace cuatro años lo hubiera sucedido.

Vera, que a su vez fue obispo de Guerrero, otra provincia de México flagelada por los levantamientos armados, parece decidido a mantener el rumbo.

En una entrevista concedida a L'Humanité y acompañado del vicario de la diócesis Felipe Toussaint, habla de la obra de Ruiz, el obispo número 37 desde que San Cristóbal fue consagrado en 1534. Vera subraya la urgencia de realizar cambios políticos para lograr la paz en Chiapas y evoca su experiencia en el estado de Guerrero.

- ¿Podría explicarnos cómo construyó su inmensa influencia la Iglesia de Samuel Ruiz sobre la diócesis de San Cristóbal?

- Raúl Vera: En el siglo xv, el obispo Fray Bartolomé de las Casas atinó que los indios debían ser respetados en su identidad y en sus derechos. "Durante muchos años la iglesia diocesana ha tratado de promover una evangelización que les permita salir de su marginación y la esclavitud en la cual ellos prácticamente viven desde la colonia. Ninguno de los obispos de la diócesis ha compartido las ideas de Fray Bartolomé salvo dos de ellos, caracterizados por su activismo en favor de los indios: Orozco y Jiménez al principio de este siglo, y Samuel Ruiz. Con éste se instalan en las comunidades los primeros catequistas indígenas, en lugar de sacerdotes que recorrían el área. ."Nombrado obispo a los 35 años, Samuel Ruiz quiso perpetuar el espíritu de Fray Bartolomé. Durante la conferencia de Medellín, los obispos de Latinoamérica decidieron actualizar la pastoral latinoamericana a la luz del Concilio Vaticano II. Como presidente de la comisión indiana de la Conferencia Episcopal Mexicana, Ruiz dirigió el departamento de las misiones para la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam). Allí introdujo. por primera vez, la idea de una pastoral indiana.

"Según esta pastoral, los indios dejan de ser objetos para convertirse en sujetos de su propia evangelización y de su propio desarrollo, y promueve que los indios cristianos se organicen social y políticamente. Además, mientras se convierten en sujetos, ellos empiezan a desarrollar su cultura que ha sido minimizada por la denominación. Desafortunadamente, el sistema de denominación política y económica ha respondido al desarrollo de la conciencia y la liberación de los indios con represión.

"Hasta los años sesenta, setenta los indios vivían como esclavos en las fincas. Igual que en los tiempos feudales: eran mano de obra sin ningún derecho, prácticamente gratuita. Los indios comenzaron a salir de las fincas para buscar sus propias tierras, para reagruparse por etnias Tzotziles, Tzetzales, tojolobales, choles, zoques, para formar sus comunidades. Ellos se dieron cuenta de su situación y la Iglesia les permitió organizarse, siempre de acuerdo con la línea conciliar, esencialmente comunitaria. El proyecto de la Iglesia no se limitó a la organización, sino que incluyó la significación de la persona, el respeto a los derechos humanos, la justicia, la relación con su hábitat y medio ambiente, con el uso de los recursos dentro de un proceso comunitario y la revalorización de la cultura.

"Esta búsqueda estuvo en gestación durante varios años antes del levantamiento de este grupo (zapatista), que busca justicia abiertamente.

Durante la insurrección de 1994, la Iglesia comprendió perfectamente sus demandas de justicia. y los tres obispos de Chiapas, el de Tapachula, el de Tuxtla Gutiérrez y el de San Cristóbal se ofrecieron como mediadores para encontrar una solución pacífica al conflicto. Finalmente, don Samuel por sí mismo y al termino de diez días, logró que los insurgentes estuvieran de acuerdo en dialogar. La guerra cesó de los dos lados, aun cuando esto cambió después. Lo anterior puede explicar cómo por medio de la evangelización se puede cambiar de las armas al diálogo".

- Cómo explica usted el desencadenamiento de la insurrección del EZLN en enero de 1994?

- Felipe Toussaint: Tres elementos permiten comprenderlo. Uno, el despertar en la conciencia de los indios, de su historia y de su dignidad. "Esta no es la única causa que actúa en el proceso, pero éste es un proceso que no ocurre en otras zonas del país.

Dos, la crisis económica que golpeó las zonas indígenas a finales de los años ochenta e inicios de los noventa, una región que vive del café y la ganadería. "Los precios del café cayeron tanto que los campesinos prefirieron dejar las plantaciones. En toda el área de la selva el gobierno favoreció el otorgamiento de créditos para la ganadería, y las compañías explotadoras de madera deforestaron el bosque sin control alguno. Al principio de los años ochenta, las tasas de interés fueron un escándalo y se elevaban a un cien por ciento.

Tres, mientras ocurría esta crisis económica surgió también una gran movilización social en los Altos de Chiapas, y el gobierno cerró todos los canales de diálogo con las organizaciones. Por aquella época, la plaza de Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas, era conocida como La Borrachita porque siempre estaba "tomada" por manifestantes.

"La respuesta del Estado fue la represión. Fue en este clima que el EZLN comenzó su propuesta de lucha armada y encontró una gran aceptación.

"Los grupos sociales indígenas están desilusionados de la vía no violenta para lograr objetivos políticos. De allí que halla habido insurrección en 1994".

¿Cuál es la posición de la Iglesia en este conflicto?

- Felipe Toussaint: La Iglesia tiene una doble responsabilidad: ella ayudó al despertar de la conciencia de los indios, y ella convocó, al igual que la sociedad civil, a la búsqueda de soluciones pacíficas a conflictos ancestrales. Es por eso que nosotros nos mantenemos en constante relación con organizaciones políticas y sociales de todo el país. Como Iglesia, nos involucramos en el conflicto porque somos un sector de la sociedad mexicana que vela por la justicia del país y por un verdadero desarrollo de los pueblos indígenas, pero no dentro de un marco de ideología neoliberal.

Donde no hay organización social, la miseria de la gente es terrible y nuestro gobierno neoliberal se satisface con sólo darles un poco de maíz o de harina de maíz, a veces algo de asistencia financiera temporal, pero el empobrecimiento en la región de Los Altos durante los últimos 20 años es enorme.

"Hace 20 años, los indios eran pobres también, pero en sus comunidades encontraban los recursos para construir sus casas o hacer su alfarería. Los platos no eran de plástico sino de madera o barro. Hoy, ellos son pobres y, además, deben comprar en los mercados la producción de compañías internacionales.

"Ellos están en el mercado, pero sin posibilidades de competir exitosamente".

- En el estado de Guerrero, uno de los más pobres del país, donde usted fue obispo, también existe una guerrilla. ¿ Qué semejanzas ve usted con la situación en Chiapas?

- Raúl Vera: Yo pasé ocho años en Guerrero, con temor de que algún día, por la pobreza que hay en el área de la sierra, alguien fuera capaz de ayudarles a organizarse y a levantarse para resolver sus problemas de una manera violenta. Yo recorrí toda la sierra con la idea de crear proyectos destinados a recuperar posiciones ganadas por el narcotráfico.

"Como en Chiapas, los campesinos tienen su propia forma de ser autosuficientes aun en medio de la pobreza. Esta misma proeza los llevó hacia el narcotráfico generando una gran violencia. Sin embargo, los campesinos estaban ansiosos para colaborar y crear alternativas a la cultura de la droga. Para Chiapas, el mundo indígena dio su característica al levantamiento de 1994, y no estoy seguro de que en Guerrero el movimiento armado tenga las mismas características, sus mismos valores con el sentimiento comunitario, o que las decisiones se tomen por consenso en la búsqueda del diálogo.

"Además, en Guerrero no existe una infraestructura eclesiástica capaz de establecer una mediación como ocurrió en Chiapas. En ningún caso veo semejanza. Yo creo que este movimiento puede llevar una guerrilla del tipo tradicional".

- ¿Existe actualmente la esperanza de encontrar una pronta solución en favor de la paz y la democracia en Chiapas?

- Raúl Vera: ¿Pronta? Yo no veo ninguna relación cercana porque las elecciones del 2000 bloquean el proceso de la paz. Unos y otros dan la impresión de querer esperar, de beneficiarse de la situación. El gobierno no está interesado en encontrar una solución. Se contenta con controlar (el problema) y, como en 1994, usará la estrategia del miedo, afirmando que "si no ganamos, la situación estará peor". Yo no creo en una solución de este tipo, pero los zapatistas se benefician también.

"Ellos saben que la solución es política porque, como grupo armado que son, no pueden enfrentar el armamento del Ejército mexicano. En el juego político, algunos caminos podrían abrirse. "Nosotros pensamos que la sociedad civil debe obligar a una solución.

. "Aunque los mexicanos no lo deseen, en las próximas elecciones corren el riesgo de volver a caer en las manos de un partido que ha estado en el poder más de 70 años. El fracaso de un intento de alianza en los dos principales partidos de oposición disminuye la posibilidad de una victoria opositora. Como Iglesia nosotros estamos dispuestos hacer todo en favor de la negociación, pero la situación de la guerra hace que las cosas se pongan más difíciles cada día. Los grupos paramilitares no están desarmados y se multiplican. Después de las elecciones nosotros deberemos encontrarnos en diferentes escenarios, y creo que Dios no dejará sin respuesta a todos los que sufren".

Si se lo pidieran, aceptaría ser mediador como lo fue don Samuel?

- Raúl Vera: La manera como se han desarrollado las cosas requiere un nuevo modelo de negociación. La Conai fue disuelta en un clima de virulencia y es necesario acabar con la irracionalidad en las relaciones. Nosotros como Iglesia haremos, y estamos haciendo, todo lo que podemos y todo lo que se nos demande.

"Estoy convencido de que si el gobierno mexicano continúa extremadamente reticente va a ser necesaria una mediación internacional. El gobierno se va a molestar y va a protestar por lo que estoy diciendo, pero el surgimiento de los pueblos indígenas en nuestro continente y en el mundo exige otro nivel de mediación. El sufrimiento de los pueblos indígenas es un fenómeno mundial y no solamente mexicano".

- Felipe Toussaint: Mientras el PRI esté en el poder, una mediación nacional carece de perspectivas. La polarización es extrema y un cambio en el modelo del Estado mexicano es indispensable para que el ambiente político nacional se relaje y pueda haber una negociación.

"La solución a este conflicto, el PRI lo sabe perfectamente, significa su caída del poder. La solución es la caída del PRI. El no hubiera podido ganar y sobrevivir en el poder si no hubiera elegido la estrategia de destruir sistemáticamente a toda oposición. Pudo haber pasado a la historia como el gobierno donde el presidente elaboró un proyecto moderno de autonomía indígena y haber logrado una nueva alianza con los pueblos indígenas, pero prefirió apoyar a los viejos grupos a los caciques tradicionales. Este es un lento suicidio para él y doloroso para todos los otros".

Reproducida de Vanguardia, periódico de Sinaloa.