Defensores de derechos humanos: se atreven a alzar la voz.

Los gobiernos deben ser más tolerantes
con las discrepancias y dejar de ver a los defensores
de los derechos humanos como adversarios.

Representante Especial sobre la cuestión de los
defensores de los derechos humanos.

En las últimas semanas el gobernador del Estado ha impulsado una campaña publicitaria en contra de las y los defensores de los derechos humanos. Exhibiendo su intolerancia y la contradicción de su política hacia los derechos humanos en Chiapas, el gobernador defiende con una mano los supuestos esfuerzos de su gobierno por construir una cultura de los derechos humanos, mientras con la otra ataca a quienes defienden estos derechos.

El gobernador del estado buscó convertir mentiras en verdades recurriendo a la repetición de sus infundios. Aunque sus ataques verbales se dirigieron principalmente al que escribe, muy pronto sus mismas declaraciones revelaron que sus destinatarios fueron todas y todos aquellos que con compromiso e independencia defendemos los derechos humanos.

Los días 14, 20,21 y 23 de marzo pasado, el que escribe fue objeto de infundadas acusaciones dirigidas a desacreditar su actividad como defensor de los derechos humanos y como abogado que ejerce con honestidad su profesión. Con sus calumnias, el gobernador atentó contra mis derechos. Para protegerme y defenderme de los ataques del gobernador: 1) he puesto los hechos en el conocimiento de la Representante Especial (del Secretario General de las Naciones Unidas) sobre la cuestión de los defensores de los derechos humanos; y 2) pondré los mismos hechos en el conocimiento del Ministerio Publico a fin de que se realicen las investigaciones correspondientes a la probable comisión de un delito por parte de un servidor público.

La Representante especial sobre la cuestión de los defensores de los derechos humanos, no ha conocido Chiapas, ni se había enterado de las calumnias de que he sido objeto, pero en su informe a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el pasado 10 de diciembre de 2001, describió del modo siguiente la propaganda y campaña de desprestigio que los defensores de los derechos humanos sufrieron en once países durante el año 2001:
"Las campañas de desprestigio dirigidas contra los defensores de los derechos humanos se han convertido en un instrumento utilizado cada vez con mayor frecuencia para desacreditar la labor de los defensores de los derechos humanos. Los medios de comunicación controlados por los gobiernos se emplean para difundir acusaciones difamatorias y ataques contra el honor y la reputación de las organizaciones no gubernamentales y los particulares que defienden esos derechos. En muchas de esas campanas se difunden observaciones de altos cargos del gobierno contra los defensores de los derechos humanos que critican o revelan políticas o acciones represivas del Estado."

Las campañas publicitarias en contra de los defensores de los derechos humanos, representan el modo alternativo para buscar callar a los defensores. Cuando no se recurre a la agresión física, se busca desacreditar su trabajo o generarle una situación adversa que le impida realizar su labor con libertad y seguridad. En la práctica, las acusaciones del gobernador en contra de los defensores, tendrán el efecto de fortalecer la cerrazón e intolerancia de los funcionarios y autoridades de niveles inferiores que entenderán las acusaciones del gobernador como la directriz a seguir con los defensores de los derechos humanos.

De muy poco sirve que el gobierno anuncie que se han incorporado al Código Penal de Chiapas delitos contra la dignidad de las personas y la incitación al odio o la violencia, cuando el mismo gobernador es el principal impulsor de la intolerancia. De qué sirve que se anuncie que el Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión ha puesto a disposición de los organismos no gubernamentales espacios para promover los derechos humanos, cuando el titular del Ejecutivo utiliza ese mismo sistema de comunicación para denostar y desacreditar a los organismos no gubernamentales. De qué sirve que se publiquen páginas enteras en los periódicos para dar a conocer las acciones del gobierno en materia de derechos humanos (ver los periódicos del 2 de enero de 2002), si el titular del Ejecutivo se muestra intolerante y agresivo con quienes defienden los derechos humanos.

Hoy nuevamente se niegan las violaciones a los derechos humanos, se niega la importancia del trabajo de los defensores, se desacredita la vigilancia y defensa de los derechos humanos, sin tener en cuenta que las y los defensores son producto de la necesidad de hacer respetar los derechos humanos. Quienes agreden a las y los defensores subestiman nuestra perseverancia, subestiman nuestra valentía y se olvidan que pese a que varios han sido agredidos, amenazados o ultimados, las y los defensores de los derechos humanos, como escribiera Amnistía Internacional, se atreven a alzar la voz.