LA DESTRUCCIÓN DEL VALLE DE SAN CRISTÓBAL
Cuando las personas que detentan la autoridad cometen hechos arbitrarios en contra el medio ambiente, automáticamente su calidad moral se pierde y sus palabras pierden credibilidad cuando hacen un llamado para la protección de los recursos naturales. Ante esos llamados, con frecuencia se responde con acciones destructoras del ambiente a manera de acto revanchista en contra de la autoridad que por un lado destruye o permite que se destruya el ambiente a gran escala con fines de lucro y por el otro pretende convencer a la población de respetar la naturaleza. Esto es, en gran medida, lo que ocurre en San Cristóbal de las Casas. En la lista de los dueños de las areneras, la maquinaria y los transportes que a paso acelerado destruyen zonas boscosas y cerros enteros, aparecen los nombres de síndicos municipales, familiares del presidente municipal, un ex-presidente municipal.
La construcción de carreteras ha significado la oportunidad de su vida para hacer un negocio lucrativo millonario. A través de contratos, auto-contratos, auto-compras y auto-ventas. Todo financiado con fondos públicos, federales, estatales y municipales.
La construcción de las carreteras ha acelerado la destrucción de los cerros, destruyendo el paisaje del que fue alguna vez uno de los valles más bellos del país. Los cerros carcomidos se multiplican como consecuencia de la multiplicación de los sitios de extracción de piedra y arena. El gobierno, como comprador esta ávido de comprar materiales.
Las imágenes de paisajes devastados aparecen en todos los lugares. Sitios de extracción sin permisos, sin pago de impuestos. Nadie les exige medidas de seguridad para los trabajadores, ningún requisito técnico. No hay ningún obstáculo. Las autoridades estatales y municipales permiten todo, alentando la destrucción.
Los lugares con peligro de desastre están por doquier. No se puede ocultar el creciente riesgo de derrumbes y deslaves en zonas pobladas. Se crean las condiciones para una desgracia. Los accidentes de trabajo han sido numerosos, varios trabajadores han muerto a causa de derrumbes; sin embargo, estos hechos han sido silenciados con el fin de no perjudicar el negocio. Los trabajadores no tienen ninguna prestación.
Las autoridades justifican su pasividad argumentando no querer cerrar fuentes de trabajo o dejar a San Cristóbal sin materiales de construcción.
Varias organizaciones civiles, entre las que se encuentran La Defensoría del Derecho a la Salud, PRONATURA, Alianza Cívica y el CCESC están convocando a una consulta ciudadana para opinar e influir en el destino de las areneras. Durante las últimas dos semanas de Junio y la primera semana de Julio, en diferentes partes de la ciudad se colocarán boletas y urnas. Todos podrán participar. Frente a éste y frente a otros problemas importantes de nuestra ciudad, la participación ciudadana es fundamental.
A manifestarnos para detener la destrucción del Valle de Jovel.