Contrario a lo esperado al final de la guerra fría, la ocupación militar estadounidense en el Continente no disminuyó, por el contrario encontró nuevas justificaciones para mantener el control militar en la región. El narcotráfico y el crimen internacional, las migraciones en el caso de la frontera de Guatemala con México, el resguardo de recursos naturales estratégicos, y ahora el terrorismo internacional, en una nueva doctrina de seguridad nacional que para los Estados Unidos significa minimizar el peligro para su seguridad interna en cualquier parte del mundo.

Esta nueva doctrina no significa necesariamente la presencia de las fuerzas armadas norteamericanas, incluye también como auxiliares a los ejércitos nacionales en los diversos países para atender las necesidades de seguridad en cada país bajo un discurso democratizador.

Este eje pretende evaluar los efectos de la implementación de estas nuevas políticas militaristas de la posguerra fría en el continente, a la luz del derecho internacional de los derechos humanos.

1. ¿Cuáles han sido los impactos de la presencia militar?
   ¿Cómo afecta a las y los niñas y niños, a las mujeres, a nuestras comunidades y a la región?
2. ¿Qué estamos haciendo frente a las ocupaciones militares?
3. ¿Qué planes de acción proponemos? (Estatales, regionales, nacionales y continentales).